Aproximadamente el 60-70% de nuestro organismo está compuesto por agua. Una porción de este líquido se deposita en la piel, contribuyendo a que se vea luminosa y sana. Una cantidad insuficiente de agua provoca la aparición de arrugas y un aspecto fatigado. Podemos aportar hidratación a la piel tanto internamente, consumiendo líquidos, como externamente, aplicando las cremas apropiadas. Un régimen de cuidado adaptado a cada tipo de piel la humecta, refuerza su manto ácido protector y reduce la evaporación de la humedad. Por lo tanto, es fundamental aplicar el tratamiento hidratante correcto inmediatamente después de la limpieza.